Mira como descubrir tu poder de iniciativa y de toma de decisiones, aunque no dirijas tu propio negocio.
Cualquier empresario en estos tiempos te dirá que una de las mejores partes de su trabajo es ser su propio jefe. Pero mientras los trabajadores autónomos y los emprendedores gozan de ciertas libertades (desde elegir su forma de trabajar hasta definir su propio horario), para quienes reciben un sueldo el asunto de la “libertad” es mucho más difícil. Todo empleado exitoso debería ser el jefe de su propio futuro y avance profesional. Ya sea que haya dos o 20 nombres delante de él en la empresa. Es esencial recordar que no tienen importancia para quien trabajes, también debes trabajar para ti mismo.
Todos deberíamos ser los CEO de nuestro trabajo, no solo de las tareas diarias y entregas, sino también de ampliar nuestras metas personales y profesionales. Somos una compañía dentro de la compañía, buscando crecer en el papel de empresarios dando resultados a nuestro jefe y pulir nuestras credenciales profesionales.
Al colocarnos en el centro de nuestra compañía personal, estamos forzados también a confrontar decisiones importantes con respecto a las ambiciones de carrera e idear planes a corto, medio o largo plazo para alcanzar esas metas. La forma tradicional para ascender en el trabajo es entregar resultados al jefe; pero para profesionales jóvenes, el probar que pueden pensar fuera de la caja para maximizar la productividad y crear nuevos y mejores procesos, es crítico para su crecimiento personal y profesional.
Un jefe inteligente entiende los beneficios de permitir que su personal tome el control de sus roles. Si es exitoso, los riesgos que toma pueden ser aplicados a procesos alrededor del área de trabajo y llegar a una fracción del costo de una consultoría. Tener un lugar para maniobrar con tu papel te ayuda a aprender a actuar como jefe, aunque estés en el último lugar de la lista.
Tal vez no seas un empresario en el modo tradicional, pero es importante actuar como uno y llevar tu compañía personal al éxito.