A lo largo de nuestra vida creamos también una vida paralela en el universo digital. Muchas veces utilizamos las herramientas digitales laborales también a nivel personal creando un entramado que en caso de fallecimiento supone un gran problema de acceso para la empresa.
En caso de que el trabajador fallecido utilizase el correo electrónico o el smartphone tanto a nivel personal como laboral, la empresa no estaría autorizada a acceder a esa información, pudiendo quedar encerradas en la red importantes informaciones empresariales.
Para evitar este tipo de problemas es conveniente que acordemos con nuestra empresa algún tipo de contrato para que ésta pueda proceder correctamente en caso de fallecimiento, sin perturbar la intimidad del difunto ni perder informaciones importantes para la empresa.
En caso de fallecimiento, el legado digital que deja un usuario pasa a ser administrado por sus herederos, que mostrando el certificado de defunción a los administradores de los servicios que quieren controlar reciben las contraseñas necesarias.
Esta curiosa información nos hace conscientes de que nuestra vida digital es cada vez más importante en nuestra vida real y que es importante atar todos los cabos para que no existan problemas.
Fuente: marketingdirecto.com